Fukushima: un desastre hecho por el hombre |
Hiroko Tabuchi, New York Times, con comentarios de NPSGlobal, 5 jul 2012. El jueves una investigación parlamentaria concluyó que el accidente nuclear de Fukushima fue un desastre evitable producto de la colusión entre el gobierno y la industria y las peores convenciones conformistas de la cultura japonesa. El informe fue publicado por la Comisión de Investigación Independiente del Accidente Nuclear de Fukushima. Enlace al resumen ejecutivo del Informe. El informe comienza con las palabras del Presidente de la Comisión, el Dr. Kiyoshi Kurokawa: "El terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011 fueron desastres naturales de una magnitud que conmocionó al mundo entero. El accidente posterior en la Planta de Energía Nuclear Fukushima Daiichi, aunque provocado por estos sucesos catastróficos, no puede ser considerado como un desastre natural. Fue un desastre básicamente hecho por el hombre– que podría y debería haberse previsto y evitado. Y sus efectos podrían haber sido mitigados por una respuesta humana más eficaz. ¿Cómo podría ocurrir en Japón tal accidente, una nación que tiene el gran orgullo de tener una reputación de excelencia global en ingeniería y tecnología? Esta comisión cree que los japoneses - y la comunidad global- merecen una respuesta completa, honesta y transparente a esta pregunta”. Esto desafía algunas de las líneas principales de la historia que han presentado el gobierno y el concesionario de la planta de Fukushima Daiichi de energía nuclear. El informe dijo, particularmente, que los sistemas de refrigeración cruciales podrían haber sufrido daños en el terremoto del 11 de marzo de 2011, no sólo en el posterior tsunami. Esa posibilidad plantea dudas sobre la seguridad de todas las centrales nucleares del país propenso a los terremotos justo cuando comienzan a reiniciar la actividad después de una pausa ordenada por la crisis de Fukushima. "El accidente de la planta de energía nuclear Fukushima TEPCO fue el resultado de la colusión entre el gobierno, los reguladores, TEPCO y la falta de gobernancia por las partes mencionadas. Ellos efectivamente violaron el derecho de la nación a estar a salvo de accidentes nucleares. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que el accidente fue claramente "por acción del hombre". Creemos que las causas fueron los sistemas organizativos y regulatorios que apoyaron razonamientos erróneos para las decisiones y acciones, en lugar de cuestiones relacionadas a la competencia de una persona en particular", afirma el informe. Agregó: “Las causas directas del accidente eran previsibles antes del 11 de marzo de 2011. Pero la Planta de Energía Nuclear Fukushima Daiiachi era incapaz de contener el terremoto y tsunami que le pegaron el mismo día. El concesionario (TEPCO), los cuerpos regulatorios (NISA y NSC) y el cuerpo gubernamental que promocionaban la industria de energía nuclear (METI), fallaron al desarrollar correctamente los más básicos requisitos de seguridad – como evaluar la probabilidad de daño, la preparación para contener los daños colaterales de este tipo de desastres y el desarrollo de planes de evacuación para el público en caso de una seria liberación de radiación. TEPCO y la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) eran conscientes de la necesidad de refuerzo estructural con el fin de ajustarse a las nuevas directrices, pero en lugar de exigir su aplicación, la NISA declaró que el concesionario debe tomar medidas de manera autónoma. La Comisión ha descubierto que ninguna parte del refuerzo requerido había sido implementada en las Unidades 1 a 3 para el momento de los accidentes. Esto era el resultado de un consenso tácito con la NISA por una demora significativa de los concesionarios en completar los refuerzos. Además, a pesar de que la NISA y los concesionarios eran consientes del riesgo de daños al corazón de la planta producto de un tsunami, no se creó ninguna regulación, ni TEPCO tomó medidas de protección contra tales situaciones. Mientras se asignan culpas generales, el informe trata de evita llamar a censurar a los ejecutivos o funcionarios específicos. Algunos grupos de ciudadanos han exigido que se investigue a los ejecutivos del concesionario de la planta, la Compañía de Energía Eléctrica de Tokyo, o TEPCO, por cargos de negligencia criminal, una medida que estaba fuera del ámbito de competencia del Dr. Kurokawa según dijo jueves. Sin embargo, el enjuiciamiento penal “es un asunto para que otros sigan”, indicó en una conferencia de prensa después de la publicación del informe. La existencia misma de una comisión independiente de investigación – lo que evita la dependencia a la auto-exanimación de las burocracias que puede ser empañado por la legítima defensa – es una ruptura con los precedentes en Japón, pero sigue el modelo seguido en los Estados Unidos después de los mayores fracasos que involucran combinaciones de empresas privadas, supervisión del gobierno y asuntos de tecnología. Esos casos, que fueron citados por el panel, incluyen el accidente nuclear de la Three Mile Island en 1979, los desastres espaciales Columbia y Challenger en 1986 y 2003 y los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. El informe de 641 páginas criticó a TEPCO por ser demasiado rápida para descartar los daños del terremoto como causa de los colapsos de combustible en tres de los seis reactores de la planta, que recalentaron cuando el sitio se quedó sin electricidad. TEPCO ha sostenido que la planta resistió el terremoto que golpeó al Este de Japón, en cambio le echa la culpa por el desastre a lo que algunos expertos han llamado un tsunami “único en el milenio”. Según sugirieron los ejecutivos de TEPCO, esta rara calamidad fue más allá del alcance de los planes de contingencia y era poco probable que supongan una amenaza para otros reactores nucleares de Japón en un futuro previsible. El informe parlamentario, basado en más de 900 horas de audiencias y entrevistas con 1.167 personas, sugiere que el reactor N º 1, en particular, podría haber sufrido daños por el terremoto, incluyendo la posibilidad de que las tuberías se rompieran por la sacudida, lo que lleva a una pérdida de refrigerante incluso antes de que el tsunami azotara la planta unos 30 minutos después del terremoto inicial. Hizo hincapié que una evaluación completa requeriría un mejor acceso a los mecanismos internos de los reactores, que puede no ser posible durante años. “Sin embargo”, dijo el informe, “es imposible limitar la causa directa del accidente del tsunami sin pruebas substantivas. La comisión cree que este es un intento de evitar la responsabilidad, poniendo toda la culpa en lo inesperado (el tsunami)”, continuó el informe, añadiendo:" y no en lo más previsible, el terremoto". El informe, presentado al Parlamento el jueves, también contradijo a las descripciones planteados por investigaciones anteriores que caracterizaron al primer ministro del momento, Naoto Kan, como un líder decidido que ordenó a TEPCO no abandonar la planta cuando éste último perdía el control vertiginosamente. Según el informe, no hay evidencia de que el concesionario planeó retirar a todos sus empleados de la planta y la intromisión del señor Kan, incluyendo su visita a la planta un día después del accidente, confunde la respuesta inicial. En cambio, el informe de la comisión - que escuchó el testimonio del Sr. Kan y un ex presidente de TEPCO, Masataka Shimizu - describe una ruptura en las comunicaciones entre la oficina del primer ministro y TEPCO, culpando a ambos lados. “El primer ministro se dirigió al lugar para mandar a los trabajadores que se ocupaban de la base dañada”, dijo el informe, una acción que “desvió la atención y el tiempo del personal operativo en el lugar y confundió la línea de mando.” El informe criticó al Sr. Shimizu de una “incapacidad para informar claramente” a la oficina del primer ministro “las intenciones de los concesionarios,” que profundizó incomprensión del gobierno y la desconfianza de la respuesta de TEPCO. La comisión también acusó al gobierno, a TEPCO y a los reguladores nucleares de fallar al llevar a cabo las medidas básicas de seguridad a pesar de ser conscientes de los riesgos planteados por los terremotos, tsunamis y otros eventos que podrían cortar los sistemas de energía. A pesar de que la Comisión designada por el gobierno de Seguridad Nuclear revisó las normas de resistencia a los terremotos en 2006 y ordenó a los concesionarios nucleares de todo el país inspeccionar sus reactores, por ejemplo, TEPCO no efectuó los controles, y los reguladores no hicieron un seguimiento, según el informe. TEPCO “ha utilizado su relación íntima con los reguladores para hacer la vista gorda a los reglamentos”, dijo el informe. El Dr. Kurokawa se reservó su lenguaje más condenatorio para su crítica de la cultura en Japón, que suprime el disenso y la opinión externa, que dijo que podría haber provocado cambios en los controles nucleares laxos del país. “Lo que hay que admitir, muy dolorosamente, es que este fue un desastre “Made in Japan”,” dijo en su introducción a la versión en Inglés del informe el Dr. Kurokawa. “Sus causas fundamentales se encuentran arraigadas en las convenciones de la cultura japonesa: nuestra obediencia reflexiva, nuestra renuencia a cuestionar la autoridad, nuestra devoción a “pegarse al programa”, nuestro sectarismo, y nuestra insularidad”. La versión japonesa contenía una crítica similar. Shuya Nomura, miembro de la comisión y profesor de la Facultad de Derecho de Chuo, dijo que el informe había tratado de “arrojar luz sobre amplios problemas estructurales del Japón, sobre el pus que invade a la sociedad japonesa.” Matthew L. Wald contribuyó informando desde Washington. |